Viajando a todos los espacios

...excepto al tuyo, porque lo traigo conmigo.

Recuerdo esa parte de la canción, todos la coreamos hasta en el tributo e incluso con el video previo a él, ese video del concierto donde la última canción fue esa: Travel. Todos parecíamos indiferentes ante el resto, excepto la tan esperada, dejaron sus pláticas sin o con poco sentido, otros hasta se pararon, se volteron a la pantalla, la vieron, la escucharon, la sintieron.

¿Cómo es eso posible? Alguien tan lejano y que ni conocemos nos cause algo así, la amamos y lo único que conocemos de ella son sus canciones, sus tatuajes, su poca vida personal, datos comunes y corrientes; y los allí presentes, todos, la amamos.

Diría su nombre, pondría su foto, o una canción suya, pero quien me conoce ya sabrá a quién me refiero. Siempre me he preguntado qué se esconde detrás de ese fenómeno tan extraño y particular al mismo tiempo, de repente no tengo ganas de saberlo... De todos modos esta entrada la quería hacer hace tiempo, cerca de una semana, ahora lo recordé y estuve en condiciones de hacerlo.

Pasando a otras cosas, se pueden preguntar por qué no he escrito mucho ahora porque estoy en un proyecto, en realidad dos, pero al que me quiero referir ahora es al de hacer algo un poco más extenso. Quiero dar un salto, o cambiar de forma de escribir para aprender, la cosa que planeo es un cuentecillo, pequeño, pero será un primer paso. Quizá vaya dando avances, pero lo he pensado y no lo creo factible dado que es muy posible que deba realizar cambios hacia atrás ya que esté en cierto punto, las ideas no vienen en el mismo orden en que van escritas... o todo sería un revolvedero.


*La canción de hace una semana dice:
I wish you knew
your music was to stay forever
and I hope...
I have no clue
if you know how much it matters
[The Gathering - Travel]

*... y la de hoy:
hush in my hands
there's not a thing so precious
than you in my hands
you can never let me leave you...
so, please, take care of me...
[Agua de Annique - Take care of me]

Claro, tenía que enmendar todas las entradas que no he hecho. Hasta pronto.


- Antonio Quintana

Muchos de nosotros recordaremos con certeza ciertos momentos de nuestra vida que fueron difíciles, otros muy alegres, algunos a los que nos negamos o aferramos, en fin. De chicos alguna vez pateamos una mesa, golpeamos la cama o la pared, pataleamos al piso, soñamos con nuestra almohada o peluche favorito en brazos.

Así justificamos el que hayamos tantos con una almohada digital con usos tan diversos que describirlos y enumerarlos sería desatinado, todo a pesar de que aún seguimos durmiendo aferrados a un trozo de tela, un muñeco, o lo que se nos ponga enfrente... pero la necesidad y el fin ahora son distintos.

No puedo contener hacerlo, mi naturaleza no permite formar presas emocionales y simplemente impulsa todo a seguir un rumbo, a veces lo elijo y otras tantas no; más ahora que llueven emociones sobre mi ser y lo alimenta, le da vida, más que alguna otra vez. Porque hasta nosotros tenemos ciclos, estaciones por atravesar, vida para dar.

Hace muchas horas intenté hacer esta entrada, creo que quedará a medias e inconclusa, al menos por ahora.

*La canción de hoy dice:
sometimes it's better to lay...
don't you think?
[The Gathering - Confusion]

- Antonio Quintana

Es increible soñar, ¿no es así? Todo lo que alguna vez quisimos está ahí, así como todo lo que queremos y también va colado lo que ni sabemos que queremos. Curioso, ¿no?, sabe más nuestro subconciente que nosotros; deberíamos de hacerle hablar más seguido y así evitaríamos mil y un problemas tan cotidianos como la contaminación o el ir y venir de miradas perdidas que no se pueden encontrar ni a sí mismas.

Particularmente me encanta soñar, escribiría todo al respecto pero... se me viene a la mente ese sentimiento que dice "No quiero despertar", se siente taann mal que dejaré de escribir esta entrada.

Me despido, seguiré soñando y espero nunca despertar... se ve tan real.


- Antonio Quintana

Hay algo que muchos creemos es lo más pequeño de la naturaleza -¿Más que nosotros?- que oculta los misterios de hasta los más grandes, pasando por nosotros. Hablo de esas fuerzas diminutas pero mayores que la tierra misma, capaces de hacer que dos cosas distintas -término, creo yo, mal utilizado... le diremos complementarias- se atraigan con una fuerza tal que solamente alguna fuerza externa (muy superior y además perpetua, cosa imposible) cambie ese estado, impuesto por la naturaleza y no aceptado por todos, en especial por ajenos. Lo mismo sucede con algunos efectos humanos, que ahora llamaré electrohumagnéticos, juju... así creamos el electrohumagnetismo.

Ahora que está tan en boca de todos aquello del cambio climático, chistosamente (palabra dominguera muy usada por mí) también en los humanos -en especial yo- también se da ese efecto, curiosamente las causas y los efectos no son ni buenos ni malos, sino todo lo contrario. Seré breve en este punto: se abrió un agujero en mi capa de ozono y se ha evaporizado toda nube como vapor soplado y disipado al infinito del olvido, es ahora el sol quien día a día se da el lujo de salir varias veces por día -¡y sin ocultarse!- y hacer maravillosos días, contrario a todo lo pronosticado por pseudo-expertillos en materia ambiental.

Vemos cómo los humanos tenemos cosas tanto naturales como antinaturales, pero la naturaleza predomina en nosotros... ¿No es eso suficiente para identificarnos con ella y apoyarla?

Y, bueno, por ahora dejo de escribir. Tengo que estudiar para un examen que ocurrirá en hora y media, además de comer para no desmayarme. Pues sí, en lugar de hacer lo que debería, no es lo que hago.

Me despido.

- Antonio Quintana

¿Lo recuerdas? Ésta es la ocasión para hacerlo.

Y sí, porque en aquella ocasión te limitabas a ver el calor del proceso, mientras llovía encima y nunca entendí por qué jamás lo viste. Era inminente el olor a tierra mojada, los arroyos reviviendo, las hojas sobrevivientes retomando vida nueva y de nuevo, y las nubes deshaciéndose desconsoladamente...

Aunque... después de todo, hasta el sol aprenderá la valiosa lección. Luego, el fuego terminó por hacer su ansiada labor, y solo queda deleitar el resultado.

- Antonio Quintana

Nunca dijeron cómo, ni siquiera si se debía, ahora lo hago yo...

Nunca diré que sea indebido, mas no lo recomiendo. Una vez empezado o terminado, no hay marcha atrás. Y de ese final nadie ha vuelto para contarlo, que sea bien sabido de una vez y sea tomada ésta como la primer y fundamental premisa.

No obstante lo anterior y lo siguiente -no el presente-, ni yo mismo soy quién para impedirlo, mi tarea en el juego no se extrapola más. Que, además, por supuesto estaré a la gustosa espera de ver que suceda, sí. Complejo, también cierto, nadie dijo lo contrario, es ahí donde su belleza radica y la de la fragancia del ente al que intermitentemente pertenece... de ello podría decir, inventar, citar y robar cientos de versos y prosas, pero todos saben dónde están.

Sí, todos dispuestos, ¿y la manera? No hay una única, es como todos aquellos muchos escondites que puede tener un niño más sano que el mundo que habita, es un pequeño travieso vestido de secreto que se deleita de no ser encontrado, y es siempre celado por su retórica madre, lo carga o lo oculta tras su falda, un día blanca, al otro también; una mañana es verbal, la siguiente emocional, alguna posterior será nominal, siempre ella y, solo a veces, siempre su hijo, él sin importar que durante o al final del día cambie totalmente su antifaz.

No hay forma de saber el rumbo a tomar, conforme los pasos son firmes el bosque sigue abriendo sendero. Caminante nunca tendrá el camino, caminante hace del camino su destino, y es él quien dibuja sobre la tierra la línea que en el pasado recorrerá, si es digno de ello, sin desatino.

Hoy es día de al fin volar, el viento revolotea ansioso y mi ser también, no al mismo compás pero sí escritos por el mismo hielo que deshiela al calor de mis venas, escritos sobre una piedra: la última. Nada más sea dicho y... tomado por ambas manos por distintos seres, ¡llevémonos al viento a volar!

- Antonio Quintana

Fragmentos:

Todo lo que necesitaba era un poco de aliento ajeno, que el alcohol fermentara mi ser y saliera evaporado para tomar algún color indescifrable y silueta de mujer; que las palabras adecuadas llegaran de NoImportaDónde aunque lo indistinto del lugar no le quite méritos a su autoría.

Recibir un "no" por respuesta cuando los hechos dicen sí, siempre será algo que lastime mi ser y más el que yo lo esconda, peor aún el que diga una cosa en vez de otra a manera de cobrar las cuentas que nunca se saldan. Es esa extrañeza incomprendida por mí, todo combinado con una especie de megalomanía sin música alguna.

Pero sí, el remedio siempre estuvo frente mío o en alguna parte de todo el panorama que siempre tuve enfrente mío y, debido a mi incapacidad mental, nunca vi. No sé dónde estaba pero apareció sin más y ahora estoy, si bien no completamente fuera y bajo la luz de mi habitual oscuridad, sí la empiezo a redescubrir.

Podría agradecer de infinitas maneras por las casi infinitas suertes de las que he gozado, no sé cómo, o puede que sí... sucede que, análogo a mi lado izquierdo lejano, tengo una extraña manera de decir todo revuelto, aún sabiendo la facilidad que tengo para hacerlo a la normal usanza y lo bueno que resultaría, o eso creo. Mis intenciones no son las que parecen ni las que son, pero a la vez sí.

Alguien cree saberme, eso no importa. Importa solo su propósito y la manera de hacerlo. Decir algo sería redundar sobre lo obvio y dejaría de ser yo para incrustarme en un falso ser, ajeno a mí, con pretensiones distintas a las mías y... todo se perdería dada tal falsedad.

Estiro mis brazos desde lo profundo de un mar heterogéneo de desconsuelo, alegrías, cantos vacíos, luces dobladas sin destino, con la única esperanza de ser jalado hacia alguna dirección que pueda ser la salida. Mas lo único que recibo son apretones de mano etéreos. Nadando entonces entre aquel vómito emocional de los demonios menos queridos por sus homólogos, me orillo un poco a verme en otra dimensión como víctima de los remolinos que no me dejan dar rumbo a mi cuerpo que de materia tiene poco.

- Antonio Quintana

Es la luz de tus ojos detrás de esas ventanas la que me rescata día a día, o al menos evita mi posible constante hundimiento; los zurcos de tu sonrisa -a veces fingida para salvar el día- los que provocan a los míos a despertar; y el balanceo de tu ser cuya mano diestra es la siniestra.

Han pasado ya cerca de tres días, todos con sus días y sus noches, desde que extrañamente me invadió un no-sé-qué. El primero e incluso el segundo son soportables, todo pasa como si nada en este pequeño mundo -igual del pequeño que su poseedor- aunque su núcleo se congele.

Hoy ya tenemos los primeros 100 minutos del tercero en forma oficial, horas para el cuarto de mi conteo. Sigo aún sin saber qué o quién sea su causante, lo seguro es el efecto: estruja algunas pocas pero más importantes partículas de mí y de un poco más allá.

Poco le queda para ser incontrolable.

Algo debo drenar, lo sé y no sé qué sea. Y cuando lo sepa no estoy seguro de saber la manera, el lugar, el momento, nada. Termino por caer en cuenta que soy la máquina solucionadora de todos mis problemas pero no sé cómo funciono, grave problema.

Me da náusea mental el pensar que debo conocerme, solo sé que es demasiado y que para cuando lo haga en la medida necesaria pueda ser ya muy tarde; al mismo tiempo imploto por saberme ajeno e ignorado por mí mismo.

Ya están por pasar los primeros 120 minutos del día, las primeras cientos de letras, mis primeros sentires y mi despertar como alguien dispuesto a adentrarse en sí, en otros cientos de minutos más pasarán los primeros rayos de sol a través de esta mirada que hoy está perdida pero ya busca su rumbo -quizá en otra mirada...- y se propone ser la iluminación hacia el exterior de todas las ideas que por años se ha planteado el ser que los encierra.


- Antonio Quintana.

Con dedos de fémina deidad me despojaron de ellas, con la mayor de las suavidades existentes, sí... aún así retrajo tanto cada fibra de mi pequeño ser, pues son los pesares del alma los que dejan sin aliento y otras veces sin vista o algún otro sentido, físico o no.

Ahora las busco...

Sin perder un solo segundo, veo en todas direcciones y, con ese sentir del que solamente nosotros estamos dotados, las busco sin parar ni dejar pasar un respiro.

Todo empieza a perder color, así como deja de tener luz la esperanza tanto de encontrarlas como de que algún día siquiera hayan existido; que mi desprendimiento de ellas haya sido mi nacer en un tiempo nuevo y sin saber cuándo dejé el anterior.

Y, sin embargo, quiensabe... si las tuve alguna vez o no, es también posible como imposible el conseguirme unas nuevas. No un repuesto, sería injusto. Las nuevas tendrían nuevo inicio y nuevo fin. Vuela mi corazón y no mi cuerpo de tan solo imaginar el cielo -quizá nuevamente- visto desde tan alto que faltará aire para continuar.

Así, seguiré mi curso y mi destino.


- Antonio Quintana

¿Será una especie de magia? Siempre me lo he preguntado. No, eso es mentira, no siempre, de hecho muy raras veces. Aunque cuando lo hago es intensamente como aquellas contadas y muy recordadas veces que he dejado salir a mi interior y expresarse en lo que es llamado comúnmente amor.

Y la pregunta no era ésa, ahora se entederá y quizá la transmita pero no como mensaje sino a manera de contagio. Es que me inquieta el empezar a decir algo y terminar diciendo otra cosa sin siquiera terminar lo emprendido, quedando a medias todas mis ideas... Me gusta, pero a otros tantos no, usualmente a los extraños que creen conocerme o lo pretenden; como si yo pusiese una extraña especie de barrera imaginaria en sus mentes, ya que las hay reales.

De igual manera me sigue gustando, la corriente de mis pensamientos me arrolla al adentro de su mar y al fondo al mismo tiempo de alguna otra cosa de naturaleza distinta.

Me dicen por ello: loco, extraño, ajeno y propio a lo más ajeno, distante de lograrme dar a entender, entre otras más cosas que no recuerdo pero yo no dudaría en decir si yo fue otro y me conociese. De ningún modo tengo pensado cambiarlo puesto que me empezó a gustar hace mucho, tanto que ni recuerdo no sé si sea por el tiempo o por el enorme cúmulo de ideas que ahora seguramente lo cubren, de forma que ha pasado a ser la alfombra roja sobre la cual desfilan.

...entonces reitero y además añado: no simplemente me gusta, me encanta y fascina -como el helado del tono de su piel que me hace sentir permanentemente en invierno, como ella y la vida misma juntas en un ser siamés de forma indefinida solamente identificada por mí-.


- Antonio Quintana

Alguna vez tanto anhelé conocer una ventana que diera más allá de la calle, mas nunca la encontré... hasta hace poco.

Es ella particular. A veces es tanta la luz de su propio sol, perteneciente a otro universo, es la que no me deja ver, y otras veces me lo impide la negrura de su ser no tan imaginario pero nada real.

Se trata de una ventana especial, no se ve ni se abre -o no aún-, mucho menos se siente y sigue sin dejarme sentir el viento que corre tras ese material del que está hecha y me permite ver tanto únicamente cuando sueño, ya sea dormido o despierto.

No es abierta como si se tratara de aquello a lo que acostumbramos darle ese nombre, sino que tiene una silueta; no encantadora a la vista ajena pues no desea ser inútilmente pretendida ni repetidamente conquistada a la usanza de los mortales que seguramente lo harían, incluso sin pensar -porque parece estarles prohibido ese privilegio de libertad-. Es cristalina y dentro suyo corre un viento acuoso del que deseo beber, nunca lo he visto, pero lo sé y eso me hace sentir el menos contradicho para tal cosa.

Quiensabe si pueda, si sea lo que siento, si siento lo que sé, si sepa la manera, si haya una manera de pasar al interior (¿o exterior?) sin romper mi remover una sola de sus fibras, mas bien como un transporte a conceptos distintos sin cambiar nada mío ni suyo. Pero lo único certero es que es eso lo que deseo, el motor de mi movimiento desordenado sobre cada uno de nosotros, movimiento no tan físico como etéreo.

De todo ello hay algo malo: hay una sombra que parece atacarle como un cáncer externo que padece en su interior y es el causante de eso oscuro no-deseado por ella en su ser, puesto que lo deseado también me atrae, siendo su voluntad yo nada puedo hacer... Es entonces preciso que empuñe mis fuerzas con la siniestra y disfrute el blandir, con la diestra, mi espada frente a semejante enemigo que, con tan solo conocer mis pensamientos, sé que empieza ya a dar marcha atrás, y ella empieza a curar.

Así, mientras tanto, seguiré en saltos entre estos dos o quiensabe cuántos mundos más sean, uno el que todos ustedes ven, otro el que les conté, y el resto de los míos y combinaciones de míos con ajenos a quienes les fue o no permitido su paso e intromisión... Y, sin embargo, no se sabe si al incidir en su centro yo perteneceré menos a este espacio, o si perteneceré más, si volveré sobre hombros o a cuestas trastabillando con mi sombra, si serán botas o tacones los que conducirán los pies de quienes me sigan.

En realidad no lo sé, todo lo imagino, y es ello lo que resulta en que convergan a la vez tanto un hermoso sentimiento como un amargo pesar.

Sentir amor es hermoso, amargo es saberse amado o no; la primera amargura es tardía y la segunda temprana, ninguna mejor o peor que la otra...


- Antonio Quintana

Acerca-de

Mi foto
Cd. de México, D.F., Mexico
De lo general a lo particularmente general... Soy una persona usualmente antipodal en sentimientos, pensamientos, acciones, gustos, y muchas otras cosas de quizá menos intensidad y no por ello no tan importantes. Detalles sin concluir en: http://habitantedelamasdestellanteoscuridad.blogspot.com/2009/03/hello-world.html

Esto es:

un conjunto de pequeñas nadas que hacen el todo =)

Amigos que me leen