Ciento once según alguna marciana numeración, ¿recuerdas? Cerca de treinta son cien, uno sigue siendo uno. Sí, trescientos treinta y cinco, uno menos treinta. Todos equivalentes, todos son hoy. Lo sabes.
Tienes aroma a la madera de la pequeña casa, a pequeño lago de la que empezamos a hacer, a la comida llamándome desde que entro a la puerta, a nuestro eterno lugar de descanso, a tus besos y abrazos, a tu ausencia que me acompaña cuando debes partir y yo me quedo o llego a la inmensidad del hogar, a los sonidos de tu corazón, a tus pasos al lado de mí, al recuerdo que tengo de ti a diario, a los más de mil amaneceres. Todo será siempre un secreto para los ajenos.
A nubes de azúcar, agua de limón, a yogurt, esa crema que antes era de pera y ahora es de café, pastel de queso con zarzamora. Sabes.
Recuerda: me gustas libre, así te conocí y así te amé, no puedo hacerlo de otro modo.
Pero también debes saber... saber que anhelo repetir tu compañía, y saber a otras tantas cosas más que aún no descubrimos. Saber que te amo, saber a mi ser.
Antonio Quintana